Muchos estudios coinciden en que más mujeres que hombres padecen de una afección psiquiátrica no relacionada con el consumo de sustancias. La mayoría de los trastornos mentales que afectan al género femenino aparecen durante la etapa reproductiva, principalmente condiciones como el trastorno bipolar, los trastornos de ansiedad y la depresión.
Esto representa un problema para todos, pacientes y psiquiatras, ya que la mayoría de los fármacos que se prescriben para condiciones como las que antes mencionamos, tienen serias implicaciones en el desarrollo normal del bebe, algunos son considerados teratogénicos. Es una realidad que las tasas de embarazos no deseados y/o planeados son mucho mayores en mujeres con trastornos del ánimo y trastornos de ansiedad en comparación con las que no tienen enfermedades mentales. Por esta razón, es muy posible que los médicos que atienden a mujeres en edad reproductiva con fármacos psicotrópicos se encuentren frente a una paciente que se ha embarazado mientras esta en tratamiento con estos medicamentos.
En ese momento la paciente y su médico deben tomar una decisión difícil. Decisión que en el mejor de los casos debe discutirse con el gineco-obstetra, ya que por un lado está la posibilidad de que surjan problemas con el desarrollo del bebe, si se continúa la medicación, y por el otro, que aparezca una recaída del trastorno psiquiátrico, en caso de que se suspenda el tratamiento, lo que en todo caso también termina representando un riesgo para el producto. Como ven en esta compleja situación no hay opción libre de riesgo.
En base a todo lo que hemos mencionado, es importante que los psiquiatras conversemos con las pacientes al momento de iniciar tratamiento y les informemos sobre los riesgos asociados a el medicamento si ocurre un embarazo no planeado.
De ninguna manera se debe pensar que una mujer con un trastorno mental esta inhabilitada para tener hijos, por supuesto que no. En estos casos la planeación del embarazo es vital. Dependiendo del diagnóstico y de la respuesta al tratamiento, en el momento que la paciente y su pareja lo decidan, puede iniciarse, en conjunto con el ginecólogo un plan para reducir dosis de medicamentos, o suspenderlos si fuese necesario, al menos durante el primer trimestre, para minimizar así el riesgo de los efectos teratogénicos. Todo esto acompañado de un estrecho seguimiento por parte del psiquiatra y del gineco-obstetra, de manera que si aparecen signos de recaída se puedan hacer los ajustes necesarios para evitarlo.
La medicina a menudo se practica individualmente, pero en muchos casos un enfoque basado en equipos, beneficia a todos.
La planificación familiar en el contexto de una enfermedad mental, es un ejemplo de esto. El tercer miembro del equipo es la paciente y su pareja, cuya participación responsable puede contribuir en la obtención de resultados positivos en su salud mental y reproductiva.